bien:
Se había empezado temprano, esa noche se logró concretar varios casos, y mucho que consumir,.. después de harto batallar por conseguir un 'diurex' que nos surta de material de apoyo audivisual, y de pasar días y noches en la completa eriza, por lo menos esa noche resultó que en la misma manzana donde diariamente se laboraba, teníamos no menos de tres, uno a la vuelta, otro casi enfrente y otro más que ya ni recuerdo de donde salió, pero había deal de donde escoger... La empleada de enfrente me pidió un gran favor, que si le ayudaba a mudarse con la nave de mi sistera, le dije va, pero pa su mala suerte había harto material. Difícil. La cosa era, que esa noche se armó el necte, y además debíamos un cuate y yo a esperar a que llegaran con los aceites para un puto español que pa acabar de rematar nos encargo seis de un jalón y nomás estabamos esperando pa rolarselos, luego, la chica de enfrente tenía pedos con sus vecinos, por eso se mudaba, yo conocí su vivienda y la callecita para entrar que si se sentía de cuidado, ella esa noche se cambiaba, oka. Por fin, ella que salía de harina a las diez, se hizo la mensa, cerró el changarro, se cruzó ah con nosotros y me estaba esperando pa que la acompañase a su casa pa luego caerle con la nave, mover sus tiliches y ya; los otros compas igual, por lo menos desde aquello de las nueve de la noche ya habíamos hecho la transa de café fumestible, lo que nunca ocurría, nos la trajeron y hasta con la amabilidad de entuzarla en la mochila que diario usaba, en fin, desde ahí ya traía la mochila cargada, la flaca de enfrente a huevo con que me esperaba, yo salía a las once de la noche y esta canija que no se iba, e insistía que la ayudase, oka lo entiendo, de hecho ya lo habíamos platicado desde antes, pero esa puta noche se armo el deal, que se le iba a hacer, pa acabarla, el mamón de los aceites que no llegaba, ya pasaba de las once, cerré la tienda, y la flaca por fin se largo con la promesa de que la alcanzaba con la nave más tardecito, pues yo además debía correr a casa en bicla, algo así como 20 min. tomar la nave y volver para con ella, y luego seguirme de largo con los demás planes; por fin se largó. Los malditas aceites llegaron a eso de la media noche, el español estaba impaciente, pero de tanta alegría porque eran muchos y bien pagados, el diurex nos regalo uno extra que pa suerte, acabó siendo pa mi, y ahí empezó todo, me sampé un cachito y quedamos de vernos nomás iba por la nave, mudabamos en fa, y a las 2 a más tardar en el lugar de booga, ajá. Le puse a la bicla pa llegar a casa en chinga, siempre uso o las calles más comunes que usa la gente de las colonias pa no meterse en las avenidas o las más alejadas, pero esa noche que traía la mochila cargada se me ocurre clavarme en la treinta, la ave. con más tráfico, y ahí iba yo con cuidadito cuando me aparece un retén -y con el cacho de aceite encima-, nada más fue sentir como era topada por la ley, pero nel, el tira me dió la señal de que avance, pues era sólo pa vehículos de dos llantas motorizados, je, je. Por fin llegué a casa y y la sistera que me dice que la nave estaba tirada a medio pueblo por no se donde, que la chafaldrana tróno y ni hablar, que con gusto ahí pa la otra, mmmh pues a armarse un toke, prenderlo, en lo que le marco a la flaca pa darle la nueva noticia, aquella en la angustia me insiste en que la acompañe aunque sea en cuerpo presente sin nave en la mudanza, pero ahí si le dije que nel, que todavía debía ir a otro argüende y que ya sin nave mejor que se tome un taxi y que ella solita puede, que yo le tengo harta fe. Por supuesto ya el aceite me había tronado y ya me había metido otro tanto, además del fumota reciente, no, mejor que se armase de valor y que le fuera bien, que a mi me esperaba varia banda en el centro de la playa, y ella lo sabía y ya era más de la una, que aguantase o que mejor mañana, ajá. Resuelto aquello tomé un taxi pa volver con aquellos changos, armada con un papá-porrote, los alcance en el bar de booga, bebimos agua y a salir a la playa pa fumarnos el porrotote, el español ya se había chingado por lo menos cuatro de los seis ajitos él solito, traía una carita que con el café fumota no mejoró, de ahí nos fuimos ala 5a fregada a ver pasar la noche, pues el puto lugar de booga cerraba temprano, pues en eso estabamos sentaditos entre aburridos y algo viajados viendo a un grupo de güeras como se posaban fotos entre ellas mientras sus bolsos eran ignorados, cuando un par de excuincles a toda carrera que les roban sus apreciadas pertenencias, luego fue ver la corretiza en botas de tacón alto y micro vestidito más espectacular que jamás me halla tocado ver en vivo, las chulas gritaban y gritaban tras los huidizos y pendejos ladrones que en su loca carrera se fueron a meter a la calle donde el antro de moda atestaba las calles, aaah si, ese fin de semana era puente, de qué? no lo recuerdo, pero la noche se estaba volviendo abotargante, después de enterarnos de que agararron a los cacos, fuimos al hostal del español, como era puente las camas con mosquitero estaban casi desiertas, en la suya nos metimos los tres, mi cuate, este cuate y yo, como ellos eran gays, me gustó la idea de acostar mi cuerpo sobre cada uno de ellos, mi cuate se asusto, creyo que deseaba cogermelo, pero nel paso, sólo se trata de hacer algo mientras pasabamos los ácidos, luego a la terraza, ahí me di por enterada a la luz de una lejana lampara urbana, que el puto español estaba maquillado de las cejas! horror de horrores! cómo?! se lo dije, que mal, tache, por eso antes de que me corriera le dije que ahorita vuelvo, mira que quiero caminar un rato por ahí. Salí del hostal y crucé a la acera de enfrente, había morros como de 19 años, con cara de sospecha, entonces avance hacia una de ambas direcciones, no llegué ni a la esquina cuando ya no se me antojó seguir, los tipos que tría de frente, los sentí también con demasiada sospecha, entonces que vuelvo tras de mis paso, y ándales, que se me aparecen a lo lejos más cabrones pero con algunas chicas, cosa que tampoco se veían pa presumir, por lo que decidí cruzar al hostal y gritar que me abran pues sentía que a los morros ya los tenía encima, y no estaba de humor pa que me asaltasen o me pusieran una madriza sólo por que si. De churro en ese momento mi cuate se estaba despidiendo del español, que siempre no se habían gustado tanto, y que por eso mejor se largaba, dijo extrañarme y se salía keske a buscarme, jamás escucharon que lo llamaba a gritos, sólo de churro salía en ese momento del lugar. Pedimos un taxi, los morros se habían dispersado ya, de hecho él ni color se dió, y ya íbamos muy campantes cuando a menos de dos o tres cuadras, el taxista en una esquina se detuvo, pues en frente otro taxista se estaba agarrando a putazos con alguien más y la consigna era ahora cerrar filas por el colega en apuros, yo para entonces estaba hasta el keke de todo, sólo quería volver a casa sana y salva, entonces le grite al ruco que se moviera, que a mi me valía sombrilla lo de los taxistas y que su obligación era la seguridad del pasajero, eso fue porque por momentos el taxista que estaba en la calle de frente nuestro peleándose a puñetazo limpio, metió la mano en el pantalón y fue ahí donde yo me dije 'ya valimos pa pura chingada, va a sacar pistola', y que me pongo a gritarle con más fuerza al chofer, sáquenos de aquí, puede doblar en esta esquina, ahaaah, mi cuate por poquito me pone un par de bofetones, me pidió que me calmara y que lo dejara pasar, finalmente sólo había sacado celular, no ninguna pistola, en eso estaba cuando los autos se movieron, se calmo el zafarrancho y entonces avanzamos hasta dejar a mi cuate en su casa, yo vivía algo más lejos, así que me seguí en el taxi, pero en lugar de pedir que me dejará en mi casa, le dí otra dirección: la calle de la casa de donde la flaca se supone saco sus tiliches esa noche pa mudarse a no se que otro sitio; bueno pues como eso el taxista no lo sabía sólo me cobró y se largó, dejándome en medio de una calle oscura, sola, fea y con algunos perros ladrando a lo lejos en la colonia; la noche había sido tan aterradora gracias a mi propia paranoia pero también a lo sucedido en torno que de pura culpa le di un rondín a la calle donde la flaca ya no vivía, por si me encontraba algún hueso de ella por ahí; más no, no estaba ni un sólo pedazo de la flaca, entonces tome rumbo a casa, caminando, para cuando llegué ya era de mañana, dormí un poco y a la tarde de ese mismo día domingo, que yo no trabajaba, volvi a donde solía ir al trabajo, pues a la flaca si le tocaba ir a trabajar, y si, ahí estaba ella en toda su insulsa y mocha humanidad. Que me costaba decirle desde las siete de la noche del día anterior que no iba a poder ayudarla a mudar porque habían surgido excelentes dealers, y un loco consumidor de aceites que prometía para pasar la noche andando en bola, en fin por puñetera y lisonjera pasan estas cosas.
